El Profe Paco

Me fui a vivir fuera de Celaya para estudiar en Querétaro. Allí conocí profesores increíbles, que me hicieron profundizar en las Matemáticas.

Luego, decidí yo mismo probar ser profesor, y por dos años serví tratando de emular lo que aprendí de él en la Prepa, cuando tuve la oportunidad de dar clases de Mate.

Luego trabajé y eventualmente continué mis estudios en las tierras germanas, en una de las mejores universidades de ese país. Esta institución se precia de tener a los mejores profesores investigadores.

Después de ver a tantos docentes en estos lugares de aquí y allá, puedo llegar a una conclusión:

El Profe Paco fue mi mejor maestro de Matemáticas.

En vez de dictar la clase, dejaba que sus estudiantes la construyéramos entre todos.

Explicaba poco, y dejaba que pasáramos al pizarrón a resolver los problemas. Si había algún error, inmediatamente lo reconocía pero en vez de decirlo, preguntaba a la clase para ver si alguien lo detectaba.

Allí estaba su genialidad, en dejar que los estudiantes nos hiciéramos responsables de nuestro aprendizaje. Él solamente era el guía.

Además, era estricto. Había que ganarse la calificación a base de esfuerzo y mérito propio. Sin embargo, siempre nos daba asesoría fuera de las horas de clase. 

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Se nos fue el Profe Paco, y con ello deja un gran vacío entre tantos que tuvimos la fortuna de pasar por su aula. Sin embargo, sus enseñanzas son como el campo de los números complejos.

En memoria del M. C. Francisco Sánchez.

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